viernes, 25 de febrero de 2011

- EL CAPITÁN DESTRUCTOR -

Yo os mando, ¡arrodillaos! Sí. Soy el Capitán destructor. Aquí soy yo el que manda. Y nadie más que yo. Ja, ja, ja, ja. ¿Os doy miedo? ¡Os aguantáis!
Me gusta hacer el ejercicio del mal. Arrasar, y derrotaros. Sí, ja, ja, ja, ja. Soy un ser maléfico y maravilloso, y quiero sumiros en la destrucción y en la derrota definitiva. Me gusta el diablo. Yo quiero ser algún día un diablo magno, ambicioso y temible.
Ya habréis adivinado por qué soy el Capitán destructor. Sí. Éso malo que pensáis es. Me encanta el fuego. Quiero disfrutar haciéndoos rabiar. Necesito vuestro dolor. Odio profundamente a los seres buenos y pacíficos. Contra esos tipos, tengo yo algo personal. ¡Rayos y centellas!
Me va bien el odio. Mis cañones son el odio y el encendido inflamado de mi potente ira. Os voy a desollar y a desolar. Creo profundamente en los malvados. Me encanta Atila,-rey de los hunos-, porque por allá donde transitó su caballó, jamás volvió a crecer de nuevo la hierba.
¡Oh, ruinas de Pompeya! Los excluídos que malviven por la calle pasando un brutal frío. A ésos, yo les lanzaré piedras picudas y perros hambrientos. Y cebaré con vísceras humanas a los animales más peligrosos y acojonadores. Lo necesito hacer.
Regálame boas y serpientes letales, leones y bestias sin domar. Ponme el peligro en mi excitación nata. Dame películas de deformes, desviados, perversos, tullidos, bizcos, malnacidos, putañeros, puñeteros, rufianes, brujas y vampiros. Que bailen todos los monstruos. Proporcióname todo el cine de miedo, y una realidad con olor a sangre fresca y real. ¡Oh, los psicópatas definitivos!
Todo lo voy a romper. Por donde pase el Capitán destructor solo habrá llanto y muerte, y niños aterrorizados por la guadaña ineludible que les espera. Voy a ser el Herodes más temido que puedas imaginar. Lo haré ya sabes qué. Ja, ja, ja, ja, ja.
Sí. Tienes derecho a temerme. Tenme todo el miedo del mundo. Lo vas a necesitar. Tengo armas punzantes de muerte lenta, lo mejor en torturas, pistolas, revólveres, e infinidad de picadoras de carne. Bombas incendiarias y pirómanas, y caramelos diabólicos con estimulante e intenso sabor a sexo y a bronca.
Quiero expresarme, con una botella llena de licor y a voz en grito. Nada de sonidos dulces y de damiselas. Pólvora a granel. Construye, que yo te lo tiraré todo a tierra, y luego me reiré a carcajada viva, batiente y sincera. Escúchame, aunque te produzca estremecimientos patológicos mi risa: ja, ja, ja, ja, ja...
Voy a por tí. Sí. Y también a por tí. Y a por aquellas y aquellos. Nadie se libra. No voy a consentir que te rías, ni que tengas sueños agradables. Te infiltraré veneno letal cuando estés cansad@. Y, finalmente, todo será muerte y desgracia. Porque, yo, que soy tu Capitán destructor, necesito como el comer el apocalipsis de toda vida.
-TERROR-

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