martes, 19 de marzo de 2013

- EL ENCHUFE DE LA PARED -



Recuerdo con una entrañable sonrisa interior, que hará cosa de unos dos años, decidí que la instalación y potencia de la luz había quedado bien obsoleta para los tiempos actuales, y aunque no me hiciera mucha gracia el tema, acometí la necesidad y me encaminé hacia aquí al lado de mi casa, que es donde está la tienda de electricidad a la que siempre hemos ido toda la vida.
Le planteé el asunto al bueno y argentino dueño de la tienda, el señor Ángel, el cual me dijo que él mismo me haría el boletín para que yo lo presentara en el lugar correspondiente y como manda la tramitación en vigor.
Como era el señor Ángel, veterano y generoso, pensé que potenciar la luz de mi casa y darle sentido a la disposición de los puntos de dicha energía, no me producirían    mayores     quebraderos de cabeza. Porque el señor Ángel subiría a la casa, y me aconsejaría en dónde ubicar los elementos que le darían más potencia lumínica a mi lar.
Pero, me equivocaba. El señor Ángel ya se estaba haciendo mayor, y el día acordado vino a casa uno de sus empleados, el cual era poco partidario de orientaciones   ni   de  apoyos   estratégicos. Él, lo que quería, es que yo le dijera exactamente en dónde quería que pusiese los enchufes de la pared y la nueva instalación moderna, y sanseacabó ...
Disponer un hogar, aunque fuese el mío ... Nada sencillo si no tienes claras las cosas. Por aquel entonces, además, yo apenas habitaba ni utilizaba la que ahora ya va siendo mi casa, con lo cual tiré un poco la toalla y me limité a decirle al trabajador   de    la    tienda   de electricidad en dónde debería más o menos poner los enchufes de la pared, y así salí del paso lo más airoso que pude. Y un tanto triste. Lo confieso ...
Pasó el tiempo, y yo no prestaba demasiada atención a la disposición de la luz en la casa. Ahora, la cosa va afortunadamente cambiando. Ya la voy, tímida, pero decididamente utilizando y estando más por aquí, y puedo ver lo que me pasó.
Pude encontrarme decepcionado con que había lugares   de   la   casa    mal  dispuestos  eléctricamente, y a veces debía colocar un prolongador para tener acceso a la luz. O, había unos enchufes demasiado cerca, y otros excesivamente alejados para hacer uso útil de ellos.
Cuando iba a ducharme, yo pasaba frío. Pero, todo ésto, iba a ser paulatino y coyuntural. El asunto no estribaba tanto en el apresurado electrecista, sino en mí y en mi capacidad de fijarme en las cosas y de valorarlas.
Tras ducharme esta misma tarde, he podido darme cuenta de que todavía no puedo fijarme bien en mis recursos. Aún no termino de ubicarme aquí. Me faltan muchos partidos  y  experiencias ...
Mientras secaba el baño con el mocho para evitar que el agua se concentrara y acabara filtrando hacia los pisos inferiores, casi de repente, he tenido la capacidad de relajarme y de usar los ojos de mi libertad. Sí. Casi como una magia, me he percatado de que en el interior mismo del cuarto en donde me ducho, había un enchufe sin siquiera estrenar. Ni siquiera me había nunca dado cuenta de que allí se hablaba, y que era nuevo. Y que, ésto, me permitiría a partir de ahora nunca más pasar frío al ducharme en el invierno.
Porque podía poner la estufita eléctrica conectada al novedoso e inédito citado enchufe de la pared, y el calor haría mucha más llevadera la estancia en el habitáculo destinado para mi higiene corporal. Ya nunca más tendría que pasar frío. Una nueva asignatura aprobada. Quedan bastantes ...
Sí. Tomo conciencia de mí mismo y de mi casa. No hay secretos. Todo es paulatino. Hoy me he dado cuenta del error, porque vivo más la casa y me amo más a mí mismo. Empiezo realmente a saber lo que quiero y lo que me estorba, a decidir mis recursos, y a darme cuenta de que muchos de ellos estaban por usar. Y, más allá de la novatada, me embarga la satisfacción por el descubrimiento de mis cosas y de que puedo hacer todavía muchísimo más por mí mismo.
-MIS ETAPAS QUE HAN DE PASAR-

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