martes, 20 de agosto de 2013

- GIBRALTAR Y EL MAPA -



Desde las coplas mágicas y gaditanas del maestro Carlos Cano, yo no oía hablar tanto de Gibraltar. ¡Oh, yes! Aquello era arte. Todo lo demás que he escuchado siempre en las últimas décadas, es que el Peñón es un nido de bancos que transportan el dinero de los ricos camino de los paraísos fiscales.
Últimamente, Gibraltar abre los telediarios. Está de moda. Y es que el Estrecho siempre es muy importante como zona estratégica. Los ingleses, que son los que cortan el bacalao-, han decidido demostrar al mundo que siguen estando presentes en muchos sitios y Colonias.
Han decidido tirar bloques de hormigón al mar, y se ha montada una buena. Los españoles se sienten fastidiados, y no digamos los pobres pescadores que pueden salir a faenar y que tienen que dar de comer a sus hijos.
El Gobernador de Gibraltar ha dicho una frase cargada de dureza y de fuerza literaria. Poco colaborador y con mucha convicción, ha declarado que "antes se helará el infierno que recojan ellos los bloques de hormigón que han tirado al mar". Se apellida, Picardo. Y desde luego no parece tener fuerza de madera diplomática.
La cuestión es el Poder. Se habla de que quieren hacer unas ampliaciones en la gran roca de los monitos, y que aunque es bueno potenciar la economía, ya se sabe que los límites geográficos han de consensuarse o nunca serán límites. Éso, los ingleses lo saben bien.
Incluso, que hay una zona de agua, que no está nada clara de quién es. Hay que mirar el mapa y todas esas cosas, y ser individualista y atroz.
Sí. Los mandatarios del Reino Unido, siempre se han desenvuelto con extrema facilidad entre los líos nada claros. Y para demostrar quién tiene la fuerza de la razón, no se les ha ocurido otra cosa que meter tensión y mandar a la zona buques de guerra con la mágica e histórica enseña de Su Graciosa Majestad la Reina.
Dicen quienes leen y éso, que los piratas y toda esa realidad fue pioneramente inglesa. Yo, lo que sé, es que cuando llegan de vacaciones a hacer balconing a las playas en verano o cuando viajan sus hooligans en el fútbol, son de temer.
Lo que pasa es que todos somos vecinos. Debemos de llevarnos bien. España les mete unas colas tremendas en la aduana por si llevan drogas o tabaco, y eso parece un abuso del tiempo y de dedicación.
Un Imperio, una nación condicionada y una Colonia. Y al fondo, Marruecos. Mucho lío. Y, fuera de bromas, dado que nada va a cambiar, se imponen soluciones sedantes para que las cosas se calmen. No deben valer los patriotismos de hojalata ni las bravuconadas histéricas. Todo el mundo debe calmarse. Y la Unión Europea debe terminar ya las vacaciones de su indiferencia.
Nada de guerras ni demostraciones militares excesivas, les diremos a los gibraltareños que no son españoles para que otros no nos digan que Ceuta y Melilla son igual de Colonias. Por no hablar de Canarias.
Todos relajados es mejor. Los ingleses se fueron a las Malvinas y ganaron todo. No se andan con dudas. Perejil fue un cántico romántico, y todo el material parece servido ya en una lonja de capitales económicos.
Habrá que dejar estar a los ingleses y tratar de convencerles para que les digan a sus amigos llanitos que no nos molesten demasiado y que no sean tan ambiciosos. Lo que hay que ser, es realistas. Aceptar que todo existe. Como Teruel. Que, dentro de los márgenes de lo que es posible, pueden quedar contentos algunos todos enemigos.
Soluciones europeas y diplomáticas. Europa y Bruselas. Ganar amigos. Los pescadores tienen que comer, las colas están feas, los expansionismos han de ser siempre imperceptibles, y la realidad de la grandeza de la Gran Bretaña de Cameron no debe discutirse.
Rajoy tiene que templar gaitas. Nunca ha de decirse que el cielo se evaporará ni que el infierno se hará glaciar. Al revés. Ha de sonreírse y negociar. Negociar y mucho. Es el tiempo de los negocios.
-EL TIEMPO DE HOY-

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