domingo, 30 de noviembre de 2014

- NAVIDÍSIMA -



Cuando noviembre comienza a mirar al sensible diciembre, aparece y se va creando una nueva estación social. Empiezan los esbozos de esa gran seducción histórica y consensuada que se llama Navidad.
Ya está ahí. En los centros comerciales empiezan a decirnos que es por ahí y que ahora va a pasar ésto. Que viene lo nuevo y a la vez lo de siempre.
Y entonces ya vamos concienciándonos de que habrá que estar a la altura que esos días demandan y significan socialmente. La Navidad es una creación de todos nosotros y en donde los jefes son los del dinero y el sexy nuestros humanos sentimientos.
Ahora la Navidad es muchísimo más que lo religioso, y se bifurca y expande en muchas direcciones. La Navidad es más consumo, y gastronomía, y regalos, y buenismo, y apelar a nuestro sentido solidario, y hacer las fiestas, y el confetti, y la lencería y la picardía, y lo especial, y el nuevo sexo, y lo familiar, y lo infantil, y el arbolito y los Reyes Magos. Y el Año Nuevo, y la disco, y la chavala pibón del striptis, y el regalo que has de hacer, y el smarphone, y la colonia, y la innovación permanente, y la ropa diferente y el cambio constante y vivo. Algo diferente en la apariencia.
La Navidad es un cacho del tiempo del calendario que trata de meter divisas en las arcas del Estado y en donde todo parece permitirse un poquito más. Ese espíritu tan manido hace la leyenda y el deseo de que afloremos en nuestros deseos más nobles y que bajemos un poco la guardia de la ambición. Contradicción y libertad. La presión social no va a cambiar demasiado la esencia de las cosas. Las estructuras seguirán a su aire porque son más naturales que los modelos impuestos o indicados.
El gorrito de Papá Nöel y todos los grandes estereotipos, van apareciendo entre el creciente bosque de todos nuestros permeables sentimientos. Porque la fuerza navidísima no dejará a nadie indiferente. Unos la detestarán, otros sentirán simpatía por estas fechas, y la inmensa mayoría decidirá que ausentarse de este tiempo es metafísicamete imposible y que mejor dejarse llevar por los acontecimientos.
Los niños suelen ser los más beneficiados. Viene su tiempo de vacación y tecnología. Su momento de turrón y mensajes de móvil, su lugar tierno y consentido. Jesús era un niño. Se nota.
Los pobres y excluídos sentirán nostalgia de cuando contaron y fueron estructura. Sufrirán el frío y amarán el vino, recaerá su tristeza y tratarán de no venirse más abajo de su ciénaga. Deberán extremar su yoga de la paciencia.
Es Navidad navidísima, y es crisis. Hay gente que fue rica, y clase media, y ahora vive por Cáritas Diocesana y por los milagros de las asociaciones solidarias que se oponen al excluyente discurso neoliberal y cabrón.
La Navidad es mercado y sentimientos a prueba. Y botellas de cava, champagne, ginebra, fiestorro, bacanal, marisco, concentración espiritual, buenos deseos para los tiempos del devenir, y estampas de la nieve europea y del gran viaje exótico a una virgen isla del Índico con rubiaza o mulato con tanga de cebo.
Toda la comida, el grupo, el yantar, la desesperación vulnerable, donde la estabilidad aparece como un azar o una lotería, y cuando todo es un celofán de deseos que vive en medio de todas las cotidianeidades que suelen oler a pesar y a poca justicia.
También la navidísima ha de ser libertad, y pasotismo, y ateísmo, e izquierdismo, y sordera, y permeabilidad ante las sugerencias, y hasta resignación ante todo lo que se nos prepara con motivos oportunistas.
-HEMOS VENIDO PARA SALVARNOS-

sábado, 29 de noviembre de 2014

- LOS SILBIDITOS -



Los oí el otro día. Llegué a pensar que los emitiría un pequeño jilguero. Eran unos potentes y a la vez fugaces silbiditos que procedían de algo muy difuso e inconcreto. De algo que estaba cerca de mí, pero que no sabía identificar. Realmente sorprendente, y al principio hasta intrascendente.
Hace pocas horas que tengo whatsapp en el móvil. ¡El trauma! Mi primer móvil dáctil, en el que solo poner adecuadamente la yema de mi dedo sobre el cristal del celular, ya es para hacer un cursillo de paciencia y yoga. Todo un reto esto del planeta dáctil. O, como se llame. Me siento un pijo torpón ...
Esta tarde tenía sueño atrasado del día anterior que me largué de fiesta, y pensé que era momento fetén para recuperar dichas horas de sueño. Y, de repente, los silbiditos ...
Sí. Del whatsapp del móvil. Pero yo tenía que descansar porque mi cuerpo me lo pedía. Al principio, pensé que no pasaba nada  que no tenía importancia. Hasta que una catarata incesante de dichos ruiditos, me sorprendió sinceramente. Los silbiditos iban a arruinar mi más que merecida tarde de descanso.
Veinticinco mensajitos de whatsapp en un tiempo casi inapreciable. Toda una sinfonía invadiendo mi habitación de impertinentes acústicas. De modo que opté por apagar el móvil de una vez. No tuve otra opción. Supongo que si lo pongo en silencio, pongo el whatsapp pero también la recepción de las llamadas clásicas a dormir y no me entero de dichas llamadas. Mi madre no está bien, y siempre tiene uno temores ...
Silenciar el whatsapp sin silenciar las llamadas telefónicas me temo que es una opción que tiene mucho más que ver con los deseos que con la realidad. A veces se hace uno preguntas ideales pero carentes hasta de mercader fundamento y de inútil solución. Si el móvil está en silencio, evidentemente la totalidad de las aplicaciones, también. ¿O, no? ...
Desvelado, se me ocurrió reflexionar sobre lo que representan hoy los gratuitos silbiditos en este mundo actual e impepinable. Esto es una nueva forma de comunicación. Un nuevo idioma. Aprender un lenguaje nuevo y apasionante, y hasta hacer un poco de significativa sociología. Aunque sea un poco de modesto salón.
Las personas, los grupos, están en contacto sin estarlo y desde sus lares respectivos. Desde esos sitios distantes, planifican su tiempo de ocio, y se lanzan propuestas, y se hacen indicaciones y sugerencias, y se saludan, y pergeñan sin comprometerse demasiado sus próximas horas.
Es un idioma sordo, con olores de silbiditos, en los que te puede apasionar cómo se plantean las cuestiones, y cómo son y se presentan en los grupos los unos y las otras. Viceversa.
Pero lo más hermoso es el descubrimiento en sí de este idioma, que parece como el francés, o el alemán, o el inglés, o el personal, o el de andar por casa, o el estratégico, o el pensarse que interaccionar desde ahí nos hace sentirnos menos solos, y cosas así.
Lo moral, sobra de ese lenguaje whatsapp. Las gentes son así, y actúan así, y con ese acento, y con sus realidades, y con sus imposturas, y con sus gracejos, y con sus vanidades, y con sus egoísmos, y con todo el magma de sus diversidades.
Me alegro de haber sufrido los silbiditos, y trataré de defenderme de ellos. Pero nunca perderé de vista las interacciones que se cuecen en este nuevo modo de comunicación. Porque entre silbidito y silbidito, puedo entrar con toda la luz y toda la fuerza en el mundo de hoy.
-ME GUSTE MÁS O ME GUSTE MENOS-

jueves, 27 de noviembre de 2014

- PERDERSE CONTIGO -



Desconectar. Acercarse sonriendo a tu mundo esotérico y maravillosamente sugerente. Hacer placer en la sonrisa y quitarse el corsé del temor. Atreverse contigo y hacernos felices.
No mirarnos el reloj del tiempo. No saber demasiado qué sucede alrededor de nosotros. De tí y de mí. Da igual todo. Me es indiferente si las tardes huelen a frío o si los colores predominantes son los colorados. Solo importa una aventura mágica y real a un tiempo. Solo vale decidir.
Y correr con lentitud, y saltar a la vez. Y no temer perderse porque no se puede estar más orientado hacia nuestro deseo. Saltarse en rojo los semáforos, ponerte la ropa que siempre te dijeron que no, confiar en nosotros mismos, y hacer las gamberradas íntimas que nunca diremos a nadie. Saber que buscarnos es más que localizarnos en un mapa o una cuestión moral de los otros. Los otros se han ido, no están, dimitieron, fueron echados, no importan, están en otra atmósfera y en otra dimensión, y en medio del camino iniciático de mi sorpresa deseada solo puedes estar tú.
No quiero encontrar las calles habituales, ni las plazas, ni las cuidades de costumbre, ni los caminos ya previstos, ni los planes acordados. Me gusta que las palabras del apriorismo y del atrás se las lleve el viento y que todo se reinicie de nuevo a través de tí.
No importa el Medievo ni el siglo XXII, ni el futuro, ni el pretérito imperfecto, ni los años setenta, ni el año pasado, ni cuando Iniesta nos hizo fútbol, o cuando la bota del hombre pisó la roca imposible de la luna enamorada.
Perdernos, sí. Solo importa perdernos tú y yo. Hablar en otro acento, otro idioma, otra cosa, otra sorpresa, otra evidencia, y toda la complicidad.
Quiero vestirme para tí y que tú te hechices para mí. Deseo que todos nunca puedan saber lo que se siente cuando te tengo delante, cuando te acaricio, o cuando entre los dos nunca puede molestar el amigo silencio.
Cuando solo somos una cosa inesperada, y sin pensar, y ya, y que nos decidimos en seguida, y que con una carcajada cambiamos de opinión cada quince minutos, y borrarnos con una goma de amor, y reescribirnos nuevamente con una mina infinita de lapicero mil millones de proyectos inmediatos y en extremo realizables.
Tú eres el epicentro y hasta el tsunami de ese proyecto, y de ese reto, y de esa mochila desenfadada, y de esas medias de fantasía femeninas que te me pones en la noche, y de ese pelo eterno que sé que está ahí para la seda de mis dedos y de la libertad de mis caricias.
Rompemos todos los pronósticos y todas las ayudas y penetrantes imaginaciones, y nunca nos damos prisa por ser todavía más cómplices y unidos, y sentimos la misma cosa parecida que hace que cuando nos despertemos siga todo leve y abordable.
Cuando nadie nos cree ni nos mira, cuando no se apuesta por nosotros, cuando alguien opina que no es, y cuando todo éso, entonces nosotros nos miramos y sonreímos con toda la fuerza de nuestra verdad.
Y nos decimos que entre nosotros nunca hay nada imposible, y que todo lo contrario, y que somos felices, y que todos los demás no saben lo que se pierden.
¡ALLÁ ÉLLOS!

martes, 25 de noviembre de 2014

- LA HERMOSA DECISIÓN -



Lo más hermoso no fue para mí el hecho de que la gente hiciese cosas raras con un aparato en la mano y mirando hacia abajo contínuamente. Sí. Ese nuevo lenguaje que aparece y que es el whatsapp. No. Eso no fue lo mejor.
Porque yo contemplaba la realidad de esa nueva revolución en la comunicación, con la venganza o el rechazo de mi indiferencia. Me daba todo aparentemente igual, y seguía malfuncionando con el teléfono fijo de casa y con la antigualla de móvil que adquirí y de prepago hacía años.
Los cambios son de tecnologías y de modos mercaderes. Pero es el tiempo de hoy, y nunca de los lamentos. En mi deseo de acercarme al pelotón del mundo y socializarme, aparecían unas ramas que debía ir quitando con la mano y unas piedras inevitables. Las resistencias y el nuevo tiempo.
¿Un teléfono nuevo y que se actúa desde la yema de mi dedo? ¡Caramba! ¡Si no he tenido una cosa así entre las manos en mi vida! ... ¡Vaya memez ahí con la cabeza abajo haciendo el chorra! ...
Bien. Es muy posible que sea así. Pero el presente es imparable y no tiene nostalgias. Avanza como un tren sin barreras. Y ya me había pasado dos veces que al llegar a la Escuela de Música me la había encontrado cerrada. Estaba al margen. Al no tener whatsapp mi móvil, no había sido informado y había hecho el largo viaje en balde ...
No. No es eso lo que trato de reflejar en este mi escrito personal. ¡No! Hay más. Mucho más. Porque he comenzado a aceptar todas las ramas y todos los obstáculos. Me he decidido. Voy allá hacia el pelotón de la actualidad. Me vencido los recelos y los apriorismos. Voy a tocar la superficie por mí mismo de mi nuevo planeta que voy descubriendo a través de mí. Y los otr@s pueden rodearme más, y yo estaré más en las cosas que van sucediendo, y me pondré al día, y no obviaré cosas que están. ¡Fuera quejas! ...
Me he decidido, sí. He reaccionado. No pienso lanzarme en los brazos del capitalismo de seducción. No se trata de éso. Sino en los brazos arriesgados y convenientes de aquello que me rodea y me ayuda.
Llegar tarde a las cosas, no es bueno. Nunca lo es. Pero lo peor es rezagarse cuando por circunstancias mi recorrido de atrás es mucho más duro y largo que el de la mayoría de los demás. Ahí está el mérito. En el superar lastres  y mirar sin rencor a las nuevas puertas que voy siendo capaz de abrir. El incorporarme a la vida es un hecho a celebrarme y a destacarme. Es mi progreso nuevo y mi tesón inteligente. Lo del whatsapp y lo digital es consecuencial de lo anterior. Me muevo y me sigo moviendo. Me voy posicionando y ubicándome mejor. No me ha dado gran miedo la decisión. La he tomado finalmente. Ha sido la hora.
Ahora, me armo de paciencia. Serán unos meses de paulatina adaptación y familiaridad con la tecnología nueva y con las novedosos hábitos y costumbres de la gente actual. Podré catar el vino y probar la carne, y decidir yo si me gustan y nunca ningún experto ajeno.
Mi yo se potencia y se aproxima a la verdadera realidad. Es el camino. Y yo no voy a obviar nunca los senderos ni los nuevos acentos y lenguajes. Sé o intuyo lo que puede suceder si no hago caso a los venideros retos.
-NADA BUENO-

sábado, 22 de noviembre de 2014

- CAYETANA DE ALBA Y LA OTRA ESPAÑA -



Ahí están los restos de Cayetana de Alba. La aristócrata más rica de España. Su fortuna está en la octaba posición del ránking de poderosos y adinerados. Los medios han perdido literalmente el culo y echado la casa por la ventana. El eco de los grandes ricos genera audiencia y morbo. Como los grandes cuentos de Cenicienta o las bunkerizadas y despreocupadas vidas de la gente que está muy por encima de todas las cosas establecidas. En la cumbre real y auténtica. Como dioses entre los humanitos de a pie.
Es una España andaluza de oropel y latifundismo. De disfrute de sus innumerables posesiones, de privilegios, de atavismos, y sobre todo de otro tiempo. Es la España rancia y cañí, vieja e irreal, que camina por los márgenes y nunca irá a las esencias. Es la España de antes, de la exhuberancia ventajosa, de la que viene de la Historia y de la Reconquista, y del blasón y del atrás, y del abolengo afortunado, y de la dama y el caballero, y del señorito y del exclusivismo, y de las formas peculiares de un mundo top y hasta fetén. El club de los millonetis y de los caciques.
Cayetana de Alba no hizo nada especial para ser destacado. No fue profesora, ni filósofa, ni trabajó en un almacén, ni fue directora real de nada, y vivió e hizo lo que su Dios le dio a entender. Hizo la vida y actuó sobre la vida padre. Se lo pasó bomba por ser Alba y disfrutó todo lo que quiso. Se divirtió.
En este momento me llega la idea de la Democracia. España es otra cosa. La España de los demás también. La España del un hombre un voto. La de las clases medias, que ponen orden en el tremendo desequilibrio entre pobres de hambre y ricos de cine. Prefiero esa España en la que no necesitas ser Alba ni Botín para poder tener buenos sueños alcanzables. me gusta esa diversidad y participación. Esa lid que hace que el jornalero andaluz luche contra el latifundio improductivo. Prefiero una España abierta y moderna, sin fastos que no vienen a cuento, sin despilfarros, con una renta básica para los que nada tienen, y una lucha sin cuartel frente a los privilegios de esos listos llamados neoliberales que privatizan y joden.
¡Democracia! Puede pulsarse ahora en los funerales de Cayetana. Hay fascinación por el poderoso, y mucha contradicción. La aristocracia no va ni tiene intención de solventar los problemas que tenemos la mayoría de los españoles. Hay que volver a la realidad y dejarse de sueños de estatismos. Hay que construír una España vertebrada entre todos y con las menos diferencias posibles. Hay que seguir sintiéndonos españoles, independientemente de en donde hayamos caído o amanecido. En esa España sí creo y es necesario creer.
Séis millones de parados, gente que pasa hambre, y en medio de esa vieja y bonita Democracia, hay gente forrada de pasta como en este caso la Casa de Alba. Se me ocurre que estas personas pagan muy pocos impuestos. Debería haber una mayor presión fiscal sobre ellos, y el Estado recuperar muchos de sus inmuebles. ¿A qué tanto obsceno lujo?, ¿para qué quieren tanto dinero? Si alguien entiende ésto, seguro que será realmente demócrata. Si no, mala cosa.
-FALTA MUCHA JUSTICIA SOCIAL-

jueves, 20 de noviembre de 2014

- ESE BASTÓN IRRENUNCIABLE -



En medio de mi batalla cotidiana de amor, cuando mi madre nunca reconocerá cuidador que valga y en donde su senectud emerge como un fatídico e injusto castigo, mi progenitora guarda el arma terrible de su carácter siempre predominante.
Ella es la reina. Mandará y decidirá todo cuanto se mueva mientras esté. Nada especialmente que ver con su demencia o con su ira a través de su decepción de observar sus facultades físicas tan diezmadas. Parece decirse que merece un algo, un algo más ...
Algo concreto, y a la vez esotérico e interiorista. Un arma inesperada como un grito desesperado de reinvindicación. Mi madre no soporta el mundo, ni muchas veces a mí, ni a Cristo que la fundó. Su universo es la implacable presencia de su venganza larvada en sus lamentos casi perennes.
Luchar por sus cuidados. Pero ella no siente esa idea tan evidente de su fragilidad. No, así como así. ¡En absoluto! Ella es como es, y la aceptas o te rindes. Tiene una fuerza tremenda para todo, y pocos la creen poderosa al verla frágil y dependiente. Solo es cuestión de observarla y conocer a esta bella mujer que tiene un afán de mando fuera de lo común.
Por eso el día a día es una enorme competición casi de soldados, una especie de lid a ver quién gana. Yo hago lo mejor que sé para ella, lo práctico y más coherente que está en mi corazón, mi autodeber impuesto como hijo agradecido y comprensivo, y todo lo que se quiera pensar en positiva intención y actitud.
Pero cuando tras la pelea mañanera logro hacer que ella se despierte, trasladarla desde mi brazo al baño, y desde mi afán al comedor para poderla dar el desayuno, llega el momento clímax. Sacarla un rato a pasear al Jardín Botánico de mi seca y hermosa Valencia. ¡Nunca querrá salir a la calle ni ver a nadie! ...
¡El bastón! Es lo que me pide con todas sus fuerzas a pesar de que ya no puede andar con él y penosamente con el andador ortopédico. Si ya solo es posible su movilidad y desplazamiento cuando la empujo sentada sobre la silla de ruedas, ¿para qué diablos demanda imperiosamente su bastón? ...
El ancestro y la individualidad. El bastón de mando. Sus señas identitarias, su coraza, su protección, su seguridad, su afirmación en el mundo, porque ella es así y le da por ahí, porque ha nacido y morirá reina y señora, y princesa, y diosa, y poco condescendiente con su tsunami personal. La ira, desde sus charcos, de los que jamás pudo salir airosa.
Es un consejo. A mi madre no le niegues el bastón ni se te ocurra disputárselo. Se agarra y aferra a él con todas sus fuerzas y poderes. Tendrás que pelear si quieres arrancárselo de su trono. Te costará bastante. Mi santa madre es fuerte y de genes le viene su poderío físico. Y de su resistencia primaria y a la vez tierna y feroz hace una bandera incuestionable. O sí, o sí. Debe ganar. O, has de hacer que ella gane ...
Es lo mejor en el gran ajedrez de la estrategia de sus cuidados. Mi madre tiene demasiado miedo endémico como para mandar el bastón a freír monas. Es frágil, niña, mayor, entrañable, poderosa y especial. De poca concesión y mucho dolor.
-ELLA Y MI AMOR-

martes, 18 de noviembre de 2014

- EL PAPA FRANCISCO, VALIENTE Y ÉTICO -



La Iglesia católica respira momentos de alegría y compromiso. Su cabeza visible, el argentino Bergoglio, rompe con muchos esquemas arcáicos y renueva los mensajes haciendo gestos dirigidos a la esencia de aquellos que sufren. Es un hombre coherente.
No le aplaudo desde la fe, dado que soy ateo. Mas tengo que reconocer que las actuaciones del Papa Francisco me reconcilian y sedan mi decepción ante la gran empresa que fundó San Pedro según rezan las Escrituras. La idea del mensaje de Jesús hecho por seres humanos. El auténtico evangelio más allá de lo establecido e institucional. Los hechos cotidianos y la cercanía. El Papa de los pobres. Como dicen de Jesús, que nunca iba con ricos ni gente poderosa, sino que se dirigía siempre a los excluídos y sin esperanza.
Ya era hora. Por mi memoria infante transcurrieron los ecos del carismático Juan XXIII, el anodino Pablo VI, el breve Luciani, el vanguardista y mediático Juan Pablo II, y el esperable Ratzinger.
Ya llegaba el momento de que de dentro de esa idea de la esperanza llegara un regalo. Es argentino y ya mayor, de origen italiano, y jesuíta y atrevido. Vive la aventura de su acción concreta con suavidad y con la autenticidad de su ética abierta y expuesta. Hace una apuesta y se pone las gafas de mirarlo todo. No desea que se tape nada porque sabe que el olor nauseabundo acaba finalmente dejando paso al aire real y grato. Por eso Bergoglio decide sorprender. No debería ser sorpresa lo que hace.
Ya el hecho de que se llame, "Francisco", parece toda una declaración de principios. Su nombre sabe a los suyos, a la proximidad y al desmarque de lo tradicional. Tiene nombre de familiar, de padre, de tío, o de estar cercano. Tiene nombre de nosotr@s.
Se va a las favelas de Brazil y pide no ser protegido en exceso, se enfrenta a sus casos de corrupción y pederastia y no le tiembla el pulso. Es sereno y firme a un tiempo, y hace sonreír de aceptación y simpatía a otras visiones y credos. A mí, os confieso que me cae muy bien. Creo que tiende a dar en la diana. Y él es el Poder. Buena cosa pues.
Es cierto que debería tener un mayor arrope por parte de sus más próximos. Parece que le entienden menos en la Curia o El Vaticano que en el resto de los sitios. En tiempos de canallas y corruptos, 2014, Francisco muestra un más que oportuno contraataque y quiere apuntar decidido que desde el Poder se puede ser inmune al mal de atrás y escuchador de los tiempos concretos y de hoy.
Francisco demuestra que todo es una cuestión de raíces éticas. Es un hombre bueno y humilde, y además de justicia y de no estarse demasiado quieto. Gusta de mojarse y bajarse contínuamente del pedestal, y hasta llamar el otro día a un hombre que había sido objeto de abusos sexuales por parte de miembros de su Iglesia para pedirle personalmente perdón ante la incredulidad lógica del maltratado. Francisco le ha invitado a Roma.
Para mí, es lo más positivo. El hecho de que la silla de los Olimpos pueda recuperar credibilidad y sensación de inmunidad frente a las malas artes. Se puede estar arriba sin perder la referencia de los que abajo andan. Y eso ha de ser destacado.
¡GRACIAS, AMIGO!

domingo, 16 de noviembre de 2014

- EL CULO BELLÍSIMO DE KIM KARDASHIAN -



Tiempos modernos. Lo actual. El tempo de ahora. La mujer y la belleza. El poder que destruye los tabúes. Los desnudos en la gran y libre selva de internet. Donde el pecado se confunde con el vicio, y el vicio con la admiración, y el deseo con la fantasía, y el hedonismo tiende al poder y a la atracción esperada.
El culo bellísimo y exhuberante de una mujer triunfadora y en las vanguardias del éxito y de la lozanía. Kim Kardashian. Toda la belleza clásica. Actriz, presentadora televisiva, nivel alto, joven, más que bella, camino ideal al que aspiran millones de chicas. La victoria. El icono del triunfo. Estos nuevos tiempos en donde la mujer ya puede ir haciendo de su desnudo mágico el hacha para romper internet. Romper el internet, llegar a la cumbre, al punto erecto de toda la magia, donde se está bien y se desea, donde otrora la moralidad y la no tecnología caparía estas conquistas actuales.
El culo de una mujer y más que bella no ha de ser pecado ni cosa censurable. El culo es sexy, hermoso, prominente, al nivel de los senos, recuperando la curva atávica y eterna. El trasero también se llama culo. Nalgas. Las nalgas ya no son ninguna vergüenza sino una potente dotación. Kim Kardashian puede romper internet con su seguridad y su osadía. Sabe conectar con la psicología de su tiempo porque ella es su tiempo y nunca será ya el de nuestras abuelas pudorosas.
El culo de Kim es fresco como una planta robusta y acelulítica, como un beso de agua caudalosa, o algo que no puede dejar indiferente. La anatomía de Kim es americana, y tiene un nombre exótico que procede de América, y la globalización te lanza sobre la vista las pruebas y los retos. Kim exhibe con acierto y gancho sus poderes corporales y en el fondo se respeta su exposición. Ella misma se alza como objeto de polémica y asume que su tiempo de oro puede ser inolvidable. Ha llegado.
Porque pasará el tiempo y nos iremos olvidando de Kim. Pero no de su culo. Cuando tengamos dificultades para recordar a esta mujer, alguien hará mención a la imagen de sus excelsas posaderas. Y entonces diremos que claro que sí, y que cómo no recordar a esa belleza soltada y exhibida, y a que Jennifer López tenía rival. No olvidaremos.
Enseñar el culo. Una mujer enseñando su precioso y enorme trasero y sin remilgos. No pretende nada malo sino cosas prácticas. Potenciar su imagen integral, que no se diga que es una guarra sino un pibón formidable, que tiene poder, que está y estará ahí por todo el tiempo, que tiene morbo, y armas de mujer, y femineidad, y todos los activos del Himalaya de la notoriedad de la chica 10. La súperwoman.
Menudo trasero. Menudo culo. La carne íntima. El hedomismo aceptado en la cultura de la piel y de la popularidad. Ser vista, ser admirada, ser deseada, ser mujer, ser especial, ser prominente y cálida, ser de belleza de Rubbens, ser de ser esculpida, ser de hoy, de novela erótica, o de modelo de más que íntima lencería.
Kim de admirar, de armas tomar, de puntería de atracción, de señora que quita el hipo, y de libertad femenina que llega desde la cabeza a los pies.
-DE CAERSE DE LÓGICO DESEO-

jueves, 13 de noviembre de 2014

- LA BALADA DE LOS HOMBRES IMPERFECTOS -



Me gusta la canción de los no dioses. De los que siempre han de tener defectos. Es bello tener carencias y tics, errores subsanables y toda la humanidad.
No creo en Don Perfecto ni en sus ínfulas. No me convence que nunca nadie haya hecho nada malo en su vida. Acabemos con ese mito.
Es tierno y hermoso parecer humanos y de la calle, y muy normales, y hasta impredecibles y exagerados, y diferentes, y osados y sorprendentes.
Me atrae la gente rara, la poco convencional, la que nunca sabes por dónde va a salir, la que duda y te deja a ti en el limbo; la que tiene todo el derecho de tu sensibilidad a cagarla y bien.
El rock de la mano sorprendida que se va a la nariz en busca de cosas impropias. Esa mirada que vizquea sin maldad, ese cojo maravilloso que es capaz de hacerte vibrar, ese excesivamente bajito que llena más que tú, o ese gigantón interminable con el que nunca debes ir a coger higos.
Esos pies que se van a la mesa y que solo comprende el cansancio y el bienestar. Ese descalzarse en el autobús, en la vía pública, en medio de la aparente y férrea moralidad. Algún escupitajo sedante.
El vals del que pregunta contínuamente sin el menor deseo de escuchar a nadie, el hortera inteligente que se viste mal para llamar la atención, el viejo que adora a la señorita imposible y a quien se le escapa una babilla traicionera, quien no siente que se duerme en el seno de un acto trascendental, o sencillamente quien no disimula que no domina el hábito de afeitarse con presteza y hasta elegancia.
El swing del no cortés, quien grita el impulso y el gol delante de la tele de un barucho, o la vieja que le hace escrache sin querer a un confundido, o el cantante que no vale nada pero que al menos es capaz de hacerte reír y de nunca dejar a nadie en la tediosa indiferencia.
Al que le expulsan del campo por acordarse en percusión profusa y reiterada de la santa madre del árbitro de fútbol, quien tira las pipas al suelo sin darse ni pajolera cuenta, quien no sabe por dónde va pero no es malo, y quien no puede estudiar pero al que todos deberíamos concederle alguna tarde una clase magistral de lo que sea y él quiera.
Music Beyoncé. Me enamoran las mujeres de cualquier edad y sin medida. Las que no miran demasiado al pasado y se lanzan de cabeza a la aventura de la osadía conquistada. Me hechiza su mágica malicia y la velocidad erótica que imprimen a sus más que velocísimos cruces de piernas. Fastuoso.
Jacko, trhiller eterno. Amo el desorden y la naturalidad. Quien se ríe a carcajada batiente porque ya está hasta el gorro de los protocolos y tira a la alegría su sinceridad imparable. Me gusta la discusión y la forma bien distinta y hasta enconada que se tiene en el seno de un grupo casi sin conciliación. Deseo el rayo, la nube, el viento, y que todo se ponga anticiclón cuando ya no te lo esperas. La buena sorpresa del Aemet que falla bastante.
Jazz de simpatía para con quienes tienen giba, me divierten los distraídos a los que no se les ocurre pensar que llevan la bragueta por abrochar o un roto como la copa de un pino tras su limpio pantalón. Adoro a los despistados, a los que huyen del orden y del automatismo de la pulcritud, a quienes son capaces de correr desnudos de pies y del resto del cuerpo en la carrera divertida, y a los que juegan a pasar entre sí mutuamente a pesar de que en el fondo se desean con más pasión que los imberbes adolescentes evidentes e incontenidos. Benditos falsos.
Música para todos los seres imperfectos y mi saludo fuerte y deslavazado, mi beso deseoso y fugaz, mi abrazo casi imperceptible, mi consideración un tanto increíble, y mi aceptación absoluta de la santa diversidad. Me niego a cantar y a afirmar que nadie sea extraño o peludo peligroso. Apostaré por el hombre lobo y la alquimia mucho antes de que logre salir toda tu luna llena.
-CANTA TU SON ZURDO-

martes, 11 de noviembre de 2014

- FRÍO -



Frío huero. Calles abandonadas. Frío, más frío. Tiritón e inolvidable frío oscuro. Añagaza del destino, paso inevitable por el río pelón que parece llevar a la isla de la bonanza y del sosiego. Frío amenazador.
Frío de cuchillo en una calle sin salida, frío de suicidas y beodos, frío de ausencia y de soledad, y de rutina, y de leche helada, y de falta de dinero en los bolsillos.
Estufa apagada, inexistente, sed de calor, fantasía recurrente del desesperado, rotura de cables eléctricos, energía que se va por en medio de una ventana escandalosamente abierta a la calle de la intemperie. Frío de color oscuro.
Frío de quilates, desgarrador, de no tener un jersey que llevarse a la piel, frío desheredado y cruel, frío asesino y de pesadillas, frío traicionero y por detrás, frío para mirarle de reojo y no perderle jamás su terrible presencia y amenaza.
Frío que viene del atrás, de blanco y negro, de desilusiones y sobreesfuerzos, frío de penuria y de renuncia, frío que no valora tus méritos y que hiela tus capacidades. Frío empujón y desmoralizador, frío que percute y empuja, que te apremia y jode. Frío que hace que tu visión de las cosas no sea otra cosa que la puta miopía.
Frío de aguantar como los valientes. Frío de plantarle cara a la adversidad, de hincar el diente en la responsabilidad y hacer finalmente el amor y el calor. Frío de fuego. Frío de deseo. Frío de derrota y nieve, paisaje remoto y perdido, granizo a la intemperie, paraguas llenos de agujeros, desnudo en el Ártico, límite en la muerte previsible.
Frío plano que aburre. Frío que nunca pasa desapercibido, frío constante y que se mueve, frío en los zapatos de los pies, frío siberiano en las manos, dolor de ausencia de energía, mutilación del afecto, indiferencia ajena, otros que nunca tienen frío, castas y privilegios.
Frío maldito, del diablo, de las brujas perversas que caminan desnudas por entre los pinchos sin hacerse daño, frío de desierto por la noche, frío de luna, de lobo hambriento, de Burgos, frío del carajo cuando el grajo baja, frío de cigüeñas en una Segovia de abuelas y estampa, frío de otro tiempo, frío eterno, frío de castañas semipodridas, de falta de recursos, frío de mendigo que escarba entre el contenedor de su miseria, frío de hacerlo mal, frío de fracaso, frío de derrota, frío de desamor y de nostalgia. Frío de odio.
Frío de encono y de bala, frío de guerra y de confrontación, frío de desahucio e injusticia, frío de mentiras y palabras huecas, frío de dejarlo estar, frío que potencia el frío, hielo en el amor y en el rostro, escarcha en el beso, sequedad en el coito, distancia en el trato, frío que te vayan dando por el saco.
Frío de esperanza y cementerio, frío que subes la temperatura del desapego y de la maldad, frío sin entrañas, mujer sin risa, niña sin trenzas, payaso sin zapatos rotos y carcajada secuestrada.
-Y HELADA-

sábado, 8 de noviembre de 2014

- EL RUÍDO INTRUSO -



He de ser agradecido con el azaroso destino. Y a mi perseverar en mi crecimiento como persona. El otro día me vino la idea y fui descubriendo. Reflexionando, entre mil emociones encontradas y que me parecían vedadas. Había más.
Hace más de tres años que siento y noto un ruído extraño y agresivo, excluyente y consentido. Fuerte y descarado. Cada vez que paso por delante de una de las puertas de mi finca, un perro mal educado ladra y ladra sin parar. Ya desde abajo, desde el zaguán, el animal siente la necesidad de mostrar sus cartas credenciales y que viene del cannis lupus. En cuanto oye las puertas o las pisadas, el can se excita y ladra a discreción. Debe creerse poco menos que el rey de la escalera. El amo.
Yo, he nacido en este sitio. Soy el viejo de la tribu, y me irrita especialmente que el animal me ladre y en el lugar donde nacieron mis padres y mis tíos y donde moraron mis abuelos. Me hace sentir como un extraño en mi cuna, le veo como a alguien con desfachatez y porte impropios de mi lugar raíz. En otros tiempos esto estaría más que resuelto y sin precisar de nostalgias.
Mas mis ideas estaban en el perro. Focalizadas en él. El perro. ¿El perro? ... ¡No! El perro no puede pensar, no puede reflexionar, no puede darse cuenta de lo que está bien y de lo que está mal, hace lo que le han dicho y le consienten que haga. Es su conducta y reacción producto de unas circunstancias. Recuerdo que un día llegué caliente a casa y agotado, y le solté dos o tres patadas a la puerta en donde mora el animal. Estallé, arrepintiéndome ipso facto. Se pasa mal cuando la cagas.
Mi propósito fue totalmente defensivo. Es un animal que por mucho que le digas que se calle, no hace el menor de los casos. Al revés y por todo lo contrario, interpreta mis protestas fuertes y contundentes como un acto de rivalidad o de pelea.
Por éso os digo. Es un  perro. Solo es un perro. Un perraco metido en una segunda planta sin poder sacar su raza y quemar su potente vitalidad.
Entonces, si es un perro, ¿por qué focalizaba tanto mi frustración con él? De lo que me alegro es de haberme dado cuenta. Y, a tiempo. El perro no es. El perro es totalmente inocente. El perro y sus ladridos son la consecuencia auditiva y laxa del modo de vivir actual. Ya sabéis.
Toda mi escalera está llena de parejitas jóvenes y con una visión de las cosas que se parecen a mí lo mismo que un cielo a un abismo. Es un choque generacional al que no creo verle solución.
Los que realmente tienen la culpa de la falta de civismo son los dueños y la extraña complacencia y afección menor de los demás componentes de la finca. Es, al revés. Para ellos la idea de que haya como una especie de perro guardián que ladra a todo quisque, no es una cosa que les produzca excesivas preocupaciones. Todo lo contrario.
Esta mi nueva y progresiva visión de las cosas me va a servir y a ayudar. Seguiré montando en cólera cada vez que me suelte los potentes y amenazadores ladridos. Pero algo se habrá modificado. Ahora no será el perro el gran culpable. En cuanto se me pase la mala leche, repararé en que habré errado el disparo. Así no es.
El perro no es el malo de la película. El perro es inocente. Completamente inocente. Hace su papel y lo que le marca el instinto. Como un niño malo y sin educar que no sabe estar solo. Como un consentido y sin valores.
De modo, que esta apertura de perspectiva me sigue haciendo crecer y ver las cosas con mayor rigor y amplitud. Los dueños tienen suerte de que el ratio de edad sea uniforme. Bastaría con que aquí viviesen gentes de cincuenta o sesenta años para que dicha uniformidad de miras se desplomara como los añicos. En lo que queda de mi barriada y en un lugar sin ascensor, otras opciones son prácticamente descartables.
La buena idea es mi pensar acerca del perro, el cual ya no será el demonio revelado ni la gran cosa maligna que me ataca y perturba llegándome. En realidad, el perro y sus ladridos diarios son un mero síntoma. El síntoma de un tiempo.
-DE UN TIEMPO DE MI VIDA-

viernes, 7 de noviembre de 2014

- MI RELOJ -



En mi fascinante experiencia vital, asisto paulatinamente a procesos nuevos y personales, a aventuras necesarias y hasta experimentales. Toda mi tierna bisoñez se ve musculada por mi decisión, y preocupada por las lógicas dudas. Ahora es necesario que hayan muchas dudas desde mi claroscuro camino del alba.
Me ha dado por despertarme por las mañanas sin ningún apoyo. Sin el despertador. Porque no deseo sobresaltos mañaneros. Quiero despertarme acertadamente y sin estridencias. Quiero, como siempre, que sean la luz y los ruídos exteriores quienes hagan de guardianes y jueces de mi vigilia nocturna.
No sé si lo estoy haciendo bien. Porque aunque jamás en la vida tuve necesidad del despertador, ahora es otro tiempo. En mi casa no hay nadie, a los vecinos apenas se les oye, no te puedes confiar, y en mi cabeza pivota la idea de que nunca debo faltar a la hora convenida y matinal para con los cuidados de mi madre senecta y santa.
Agotado sin duda, más mental que físicamente, a veces me siento desbordado y sé que voy a dormirme. En previsión de esa circunstancia, decido retener y suspender mi vigilia, me pongo los auriculares del transistor, y aguardo a que pase el tiempo.
Quiero ser yo siempre mi reloj, y mis saetas mi tiempo de responsabilidad de obligación. No quiero que nadie me sobresalte. No deseo que nadie me diga que he de levantarme y que ya es la hora. Quizás estoy exagerando y acelerando mi vanidad, pero creo que voy a ser capaz de no precisar de ayudas para lograr mi loable deseo. Que, como siempre, sea mi reloj biológico quien me marque mis pausas y mis ritmos de la vida. En eso estoy. En organizar mi vida, y mis descansos, y mis cuidados, y todo lo demás, sin que otros u otro elemento me faciliten las situaciones. Quiero una autodisciplina. Quiero construirme mi propio reloj del tiempo. Quiero que en mi disco duro haya un automatismo de permanente autoestima sellado a mi superación.
Mi tiempo de ocio es escaso. Y la labor de cuidar a mi madre conforme está, es una tarea casi de soldados. Consume muchísima energía el estar ahí y a todas. He de multiplicarme y priorizar. Estoy aprendiendo a economizar mi vitalidad porque no deseo extenuarme. Si me caigo, mi madre estaría en una situación de enorme penosidad no sé si definitiva. No hay opciones.
Es tiempo de reloj y de tomar decisiones. Mi agotamiento se seda con mis nuevos retos y con mis nuevas amistades. Quedarse en casa en mi circunstancia es un error y a veces no tengo más remedio que hacerlo y se hace la estancia dura y complicada. Pero siempre hay un final en el sufrimiento y se abre la puerta de mi curtirme y de mi lógica natural. Nada pasa.
Ponerme el despertador forma parte de un hábito adquirido que hoy por hoy no precisaba. Parece que no era necesario. Pero me quedo ahora con la metáfora de la frase: "ponerme el despertador". Acostumbrarme a que ya tengo cincuenta y cuatro años y que ya no como marathones ni hubo senderos fondistas y escarpados.
Tal y como tengo las rodillas y las emociones de mi vida, me debato entre la duda y el temor. Y al final sale toda mi fuerza y mi alegría genética y doy el paso y me decido. Pongo solución a las dificultades y el aire aplaude mi victoria y mi osadía.
Construír mi futuro, apuntalar mi presente, no defraudar a quienes confían en mí, seguir caminando decidido, y todas esas cosas sanas. Esos son mis minutos ahora, y mis segundos, y mis horas y mis años.
-Y MI VIDA ACTUAL-

miércoles, 5 de noviembre de 2014

- Y TERESA ROMERO VENCIÓ AL ÉBOLA -



Esa foto. Una mujer normal y corriente. Gallega de Becerrea y fuerte y activa. Actual. Ahí anda con su ausencia el perro sacrificado "Excalibur". Tras haber superado el ébola, Teresa Romero sale hoy a la calle de su nueva vida. A la puerta de su éxito retornado la esperan decenas de micrófonos y cámaras. Es una heroína a su pesar. La enfermera valiente y española que superó el fatal destino derivado de su contagio. Ha ganado.
Evidentemente, el ébola de morbo porque es mortal como una bomba pandémica infecciosa. Y Teresa tuvo en su seno a tan fiera plaga de la miseria. Y se debatió muchos días entre la vida y la muerte. Su ébola fue cabrón y le dejó algunas secuelas. Pero el suero de Teresa contraatacó. El ébola cedió. Se extinguió finalmente.
El contagio. Teresa Romero es la enfermera del contagio a quien maltrató de palabra un Consejero de la Sanidad. Dijeron que había sido burra por no saberse ponerse bien los trajes anticontagio y porque se tocó la cara imprudentemente contribuyendo a hacerse el daño.
La estupidez política de la Ministra de Sanidad irritó a la sociedad española en momentos de temores e incertidumbres. Ana Mato no tenía credibilidad cuando la opinión pública le pedía por favor todas las necesarias y obligadas preguntas acerca de la seguridad sanitaria.
Rajoy el Presidente tiró al averno del silencio a la Ministra. Se reaccionó al final. Los científicos substituyeron a las ineptas autoridades, y la sensación de calma y seguridad logró reaparecer y más con la recuperación de la enfermera.
No era cuestión de echar culpas a Teresa Romero. Era cuestión de humanidad y de seriedad, de ponerse a trabajar con el rigor y con la lógica de la Ciencia. Era momento de ser valientes y de tirar hacia adelante. De dejarse de gaitas.
Teresa es el símbolo del error político del PP de Rajoy. Es la enfermera mujer que no sabe, que tiene que saberse poner en seguida los trajes, y si te pica nunca tienes que rascarte, y de echar balones fuera como solo y bien hacen los cobardes y crueles. Como con el "Prestige" sucedió.
Teresa sale hoy del hospital y asesorada por un puñado de psicólogos. No debería obsesionarse con ese otro ébola que es la notoriedad fofa y fugaz de la televisión. Ella es famosa a su pesar, y tiene a su marido, y a su familia, y al recuerdo de su hermoso can que ya no está, y debería huír de los micros y de las tensiones y volver por unos días a Becerrea. Su madre merece un beso y bien galego.
El ébola parece menos fiero y culebrón desde que la capacidad regeneradora de las defensas de Teresa se mostró potente y vencedora. Si Teresa Romero le ha ganado al ébola, cualquiera podrá hacerlo aunque los métodos de curación contra el virus sean escasitos.
Teresa supone el triunfo de la España valiente y del rigor frente al tenebrismo cagón y estático. Es el triunfo de lo público y social. Lo de Teresa significa que si las cosas se hacen bien, entonces se abren unas excelentes posibilidades y frotan unas bellas esperanzas que sedan y siguen como la vida misma.
Miles de euros esperarán a Teresa. Se rifarán las televisiones a la enfermera gallega para su primera entrevista. Es española, nuestra, joven, actual, fuerte, lucense, mujer, activa, famosa, muy normal, y en la diana del share. Es el gran deseo del periodismo de hoy, impetuoso y competitivo. La foto que hablará.
Teresa deberá perdonar. Meditar y reflexionar. Amar el nuevo tiempo de su vida, decir todo lo que la dé la gana, y volver con los suyos. Ser libre. Ser Teresa la de antes, como si ningún terremoto hubiera tenido lugar. Aceptar lo que pasó y lo que pudo pasar. Alegrarse por ser fuerte y mujer. Vital.
-TERESA DE ACTUALIDAD-

martes, 4 de noviembre de 2014

- MARATHÓN DE NUEVA YORK -


América. El gran show. Los runners ávidos de nuevas y sucesivas sensaciones. New York. La canción de Frank y la ciudad del oropel libre y de los edificios que desafían a todas las alturas. El carisma del Este de Occidente. La ciudad repercusión, la cuna del poder, la gran aventura de la fantasía que vive al lado del mito Filípides. Cuarenta y dos kilómetros especiales. Y además, ciento noventa y cinco metros más de dolor y glamour. En grande todo. ¡Big!
Verrazano y esos hierros que hacen de puente y de sorpresa inicial. Correr en Nueva York no da miedo, ni frío, ni temblores, ni arrepentimientos excesivos. En Nueva York solo corren los testarudos elegidos que aguardan incesantes y hasta por internet que les llegue la grata noticia de que pueden correr en la Gran Manzana. A veces llegan cartas realmente maravillosas y de aceptación. ¡Wow! ...
Nueva York no puede ser más internacional y de prestigio. No existe ni una sola carrera en el mundo que tenga el sexy de ésta. Boston ya es casi militar y Londres es la vieja Europa. La marathón de Nueva York es el gran premio. Sencillamente, la rehostia ...
Cincuenta mil sonrisas de corredores llenarán la excusa del gran domingo anunciado en Noviembre. Cincuenta mil atletas populares y menos populares disfrutarán como niños del sufrimiento y del placer.
¡Véndeme marathón! Todo lo demás, es excusa. Quieres decir a todo el mundo que no solo estuviste ahí, sino que fuiste ahí, que sudaste ahí, que lloraste de alegría ahí, que te tuviste que retirar ahí, que batiste tu marca ahí, y que incluso te enamoraste en plena carrera de tu pareja valiente. Hubo toda la vida del mundo a través de esos kilómetros que nunca puede explicar la palabra o la letra. Solo, la decisión.
Muchísimos corredores vitoreados por la gran masa y el gran amor al fondista se dirigen cual superadores de mitos camino de ver qué sucede más allá. Se dejan llevar no solo por sus sensaciones, sino que huelen Nueva York y su circuito. La gran salvajada se vuelve ternura.
Ahí solo mandan las zapatillas y la distancia, las camisetas y el empeño, la fama y el interiorizar, todos los universos atléticos y la gran tradición mediática. La gran ventana neoyorkina se abre a todos los espectadores. América la grande se viste de marathón. Puedes ser del club de fans de esta loca y excitante idea. Todo lo que te imaginas, pasará en esas horas del American Marathon más llamativo y popular del universo. Aprovecha la ocasión.
Central Park. Las proximidades del green. El oasis. El gran jardín. Lo verde. La vida en vergel que habla un lenguaje propio que significa que lo estás consiguiendo. Central Park es el gran recreo con el jadeo en los dientes o con la serenidad en el porte. Da lo mismo.
Las endorfinas huelen a América. A fama. Como las euforias. La felicidad se hace baile y coito, penetración y rotura de barreras, fantasía y realidad se unen en verdad, el sudor se hace magia, y el lobo es muchísimo menos feroz. Es una maga.
Quien no llega, llora con la sinceridad de su mal azar. Quizás nunca más pueda lograrlo. O, ¡quizás, sí! Porque en magia nunca sabes. Y un mal día o una mala mente la tiene cualquiera.
Nueva York. El exhuberante marathón de Nueva York. Toda una marca. Esa cosa de color amarillo como un taxi de película en el que los africanos vacilan osadamente con sus genes de dioses. Ese enigma que solo tiene nombre de grandeza y de popularidad. Ese evento social que parece un Lakers-Knicks, o un Real Madrid-Barcelona, o una Oxford-Cambridge. Algo especial.
Pónganse los ejemplos inútiles que se quieran. Nueva York es una cosa propia y diferente que te atrapa e historiza. Te vuelve pleno y destacado. Te tornas de otra dimensión y de otra galaxia.
-TE SIENTES EL MÁS GRANDE-

sábado, 1 de noviembre de 2014

- AMIGA -



Hace aproximadamente un año que la conocí. Pero, conocerla, es fácil, es lo de menos, es soltar unas frases iniciales, un simpatizar, un darnos carrete o palique, o algo sin fortalecerse ni solidificar.
Amistad. Qué palabra más hermosa, tolerante y enigmática. Amigos. Amigos para la risa y también para cuando las cosas se ponen duras. No fue fácil para mí cultivar esa experiencia tan real y grata.
Vino a Valencia, y luego nos vimos en Castellón, y me pareció todo una experiencia diferente, inédita, auténtica, fuerte, osada, generosa, arriesgada y profundamente real.
Amiga. Intenté fantasear e idealizar a mi amiga, y vencí finalmente esa tentación y la acepté tal y como es. No fue ni será nunca una mujer fácil. No lo soy yo tampoco. Tenemos los dos un carácter fuerte, somos muy diferentes, y nuestras circunstancias personales muy distintas.
Pero eso no tiene porqué importar. En absoluto. Porque sin prisa y poco a poco va apareciendo un interés y una familiaridad que te sorprende. Y te acuerdas de las cosas que la amiga te dice, y te das cuenta de que puedes perderla si lo haces mal, y caes en que todo depende en gran parte de uno mismo y de la actitud.
A la amiga no me la tomo en broma ni la frivolizo. Está ahí y yo aquí. Estamos aunque haya días que no deseemos charlarnos, o que los horarios no coinciden y hayan apreturas, o cosas menores e intrascendentes. La mejor noticia es que la tengo presente, que ella me tiene presente a mí, que si me tiene que dar su tirón de orejas voy a aceptarlo y que si no estoy de acuerdo se lo voy a decir con plena libertad y apuesta.
No es fácil esto de la amistad cuando es auténtica. Porque cultivar bien algo real, requiere de unos esfuerzos y de unas voluntades que tienen que estar. Y que si no están, entonces es todo mentira ...
Mi amiga está pasando ahora por momentos apurados. La tienen que operar, está delicada de salud, y todo parece estar en un límite de peligro. Pero sigue ahí. La amistad se fortalece y continúa. Ella desea intimidad para su sufrimiento y dolor, y es reacia a abrirse en emocionalidad. Yo aprendí a respetárselo hace mucho tiempo, aunque al principio lo pudiera interpretar en clave de desconfianza o de no querer compartir. Pero ahora sé que se llama respeto. Y que ella siempre va a ser así, y que la acepto, y sé que ella me tiene en gran estima.
Habla en su catalán y presume de su tierra. Le gusta el mar y siempre me habla de dicho mar, y de las sirenas, de la playa, de su abuelo que fue pescador y de su sacrificio obligatorio por todos los suyos a quienes adora. Su familia.
Es amiga de sus amigos. A mí me aprecia y no se sabe cómo. No se debe saber el porqué. Me aprecia porque le ha dado la gana apreciarme y a mí aceptar la realidad de su afecto. Me quiere a su manera, como le da la gana, a su estilo, como le parece, pero lo importante es que yo soy de verdad para ella un amigo.
De modo, muchacha, que a recuperarte de tus males que aún eres joven, a tirar hacia adelante que te quiero seguir viendo, y que tienes una cosa prometida y es que vamos a volver a vernos pronto y nos intercambiaremos la lotería de Navidad.
Mejor, amiga. Nos la venderemos, porque tu dices que si se regala, entonces no sale. Y desde tu peculiar y tierna teoría acerca del azar, aprovecho para evocarte y darte un muaks lleno de calor y de afecto compartido. No me hagas putaditas y recupérate.
¡MOLTA FORÇA!