sábado, 28 de enero de 2017

- LOS MUROS DE TRUMP -



Un millonario excéntrico y ambicioso. Eso es el emperador D. Trump. Hizo siempre lo que quiso con su vida y con su dinero, y no parece que pueda ya cambiar ahora. Pero le votaron y le encumbraron a lo más alto del podio político. Pero el rojizo Trump no sabe lo que es la política y tampoco lo que es la diplomacia.
El mundo no es Trump. El mundo son muchas cosas. El mundo es gente que quiere calma y tranquilidad, el mundo también son los otros, el mundo también son los diferentes, el mundo son los otros pensares y los otros intereses, el mundo son pactos y consensos, el mundo es envainársela y hacerse el bobo, el mundo es la diversidad y la pluralidad, el mundo no es lo aldeano o propio, el mundo es complejo y con una señal en el camino en donde se inscriben las palabras paz y aceptación.
El mundo no es confrontación, el mundo no son las guerras, ni las fábricas de armas, ni los dineros, ni las monedas, ni los rifles, ni los individualismos sordos y psicópatas. El mundo se hace humano entre todos; en la idea de un esfuerzo colectivo en donde no caben las vanidades ni las superioridades.
El mundo son los cinco Continentes. El mundo, somos todos. El capitalismo,-en decadencia absoluta-, busca nuevas vías de lógicas y continuidades. El mundo no es la bunkerización ni los tanques, el mundo no son muros ni fronteras, el mundo no son enemigos que se matan entre sí sin causas que lo expliquen, el mundo no es una lucha de seguidores de dioses, ni una fanfarronería golfa o adolescente. El mundo es seriedad y ciencia, poetas y sensibles, progreso que cuente con la salud para el hábitat del Globo, el mundo es ser capaz de ponerse en el pellejo de los demás. El mundo es escuchar siempre a las dos partes, el mundo es debate abierto y cuentas claras, el mundo es redondo y nunca plano. Aunque lo parezca desde abajo.
El mundo visto por Trump es una empresa a la que pone la bandera de su nacionalismo imperial. El mundo y los mundos del millonario Trump son una simpleza idéica con todos los movimientos menores cegatos e irreales.
Trump cree que es autosuficiente económicamente y que no necesita de los demás. Y puede ser discutible si puede serlo o no. Pero yerra desde la desconsideración hacia los demás, y cree que disuade un mamporrazo. Cree mucho más en su cirugía que en el prevenir para curar. Es un militar del dólar.
Trump se hace antipático a casi tod@s. Parece un frikie en la Casa Blanca. Alguien inadecuado, a quien le otorgan lastimosamente el cetro del Imperio del carisma. Eso es tan importante como imprescindible. Un hombre ufano, vanidoso y antipático, no hace la simpatía de la tranquilidad y del equilibrio.
Hipócritamente, aquellos que le han dejado ser Presidente, ahora salen a la calle a censurarle sus pretensiones que huelen a Medievo. Trump no es la América de Gates, o de Magic Johnson, o de Elvis Presley o Sprinsteeng, o la de Muhhamad Alí, o la de la 
Hollywood, o la de la agilidad y la seducción.
Trump es la América profunda de cine menor del far west, y el lío, y la zozobra, y el empecinamiento, y el tic de ese joven rico de Jesús de Nazareth al que siempre esperan y nunca más volvió al reino de los justos.
También el pelirrojo emperador ha de ser próximo a los chinos emergentes, y hacer de tripas corazón en esa idea extendida de que todos los árabes son asesinos, o pensar que Europa tiene mucho que enseñar, y que el conocimiento siempre será el asesor de los materialistas mercaderes, y que ser mejicano no pasa nada, y que sus peores enemigos son los otros millonarios que tienden a hacer lo mismo que él se metan en política o no.
El mundo está perplejo. Acojonado. Los buenos también parecen malos a pesar de todas las protestas. La gente está preocupada y razones tiene. Pero Trump está contando a su manera su canción de error.
-EL TIEMPO SERÁ TESTIGO-

domingo, 22 de enero de 2017

- INTERRACIAL -



Fue duro pero necesario. Yo soy una mujer que tiene cincuenta años que no aparenta. Me llamo Thina. Soy blanca, muy blanca de piel, española, y mi entorno siempre fue el de una acomodada posición económica, todos blancos claro está, y de profundas convicciones religiosas, y muy selectivos y tradicionales.
Yo, soy racista. Y sexista, y todas esas cosas que siempre han de suceder cuando has nacido en ese magma y en ese ambiente que está en el aire. Me impregné de tal espíritu de la superioridad de mi raza blanca, me creí mejor siempre, y hasta llegué a pensar que cuando una mujer era maltratada sucedía que algo habría hecho. Cuando me separé de Sergio, ya no pensaba igual. Me sometió a demasiadas cosas. El tema se rompió cuando un día me vi casi sin nadie en la unidad de críticos de un hospital y cuando me di cuenta de que casi me quedo sin vida. Un antes y un después se me planteó.
Parecido con lo que me pasó con Jeremías. Porque Jeremías es negro y alguna década más joven. Nunca me había relacionado con gente de color, y recuerdo que cuando le conocí lo único que no pensaba es que acabaríamos juntos y seríamos pareja.
Yo era una acomplejada. Jeremías siempre me sonreía. Al principio no me hacía gracia que me sonriera y tanto, después no entendía por qué me sonreía, y sobre todo, confieso que me daba toda la vergüenza quedar con él y que pudieran vernos juntos toda la ciudad incluídos amigos y familia.
Naturalmente que mi familia no aprueba contundentemente nuestra relación. No me hablan desde entonces. Y he perdido a muchísimos amig@s porque deben considerar que soy una traidora a la raza, o una guarra y una fresca que a saber qué intenciones insanas me llevarán a la compañía de Jeremías.
Yo, pasé mis etapas y mis rubicones. Mi racismo hacía que yo misma castrara mi naturalidad. Inútilmente, por supuesto. Jeremías tuvo mucha paciencia conmigo. Supo esperar y fue irónicamente comprensivo tomándose a la broma mis prejuicios e inseguridades que me llevaban al apuro personal. Jeremías fue el santo Job. Otro hombre, al verse con las trabas y largas que yo le ponía, se hubiese machado por otro camino. Pero mi chico fue paciente y más que perseverante.
Se lo dije. Le dije que era blanca y de nivel alto, y que el estar con él me perturbaba todos mis esquemas y que también me ponía a prueba, y por delante me planteaba contradicciones y deseos. Que mi cabeza cuando le veía era un torbellino de emociones diversas, cobardes, mentirosas, y también tremendamente reales.
Jeremías me contestaba entonces que para él no existían las razas y que yo también era su verdugo. Porque le estaba ninguneando por ser negro. Recuerdo cómo se partía el culo a carcajadas cuando le concedí que solo nos veríamos en lugares apartados y con bien poca gente. Él, lo que me soltó, fue contundente. Me aseguró que él no estaría con mujeres acomplejadas. Que habían muchas más mujeres. Y concluyó: "Pero ninguna como tú, Thina ..."
¡Un año, así! Hasta que un día me besó delante de todos en plena plaza céntrica y abarrotada de gentes. Y a continuación me cogió las manos y caminamos juntos. Mi respiración, se entrecortaba ...
Su cara, su piel, su personalidad, su físico, su porte, eran distintos a mí. Él es profesor de instituto, es inteligente, valiente, y fundamentalmente maravilloso. Él, es lo más maravilloso que me ha pasado en mi vida y que seguramente me pasará.
Ahora ya nos reímos juntos cuando la gente nos mira y a mí sobre todo de modo despreciativo. Sí. El mundo me mira y me rechaza. Y a él le miran como si fuera un listo que ha sabido pillar cacho porque sus atributos serían potentes y exhuberantes. 
Pues, sí. Nuestra sexualidad va perfecta, y Jeremías podía no haber nacido en Angola sino en Móstoles. Y nada variaría. Porque nos tenemos todo el amor y todo el respeto. Y porque no hay ninguna diferencia. Y porque yo, con él,he tirado mucha basura inservible por el camino y no creo ya en las razas.
¿DOY ENVIDIA?

viernes, 20 de enero de 2017

- TEMPESTAD MEDITERRÁNEA -



Charcos, megacharcos, lluvias torrenciales e inacabables, frío de Siberia, zozobra e inquietud, bajos comerciales inundados, calles vacías también inquietas, desapacibilidad y fogón en las casas calientes con gentes pertrechadas en el sofá ante la tele y ante las empresas de la luz que casi nos dejan secos.
Abrigos, ropa de invierno, supresión conveniente de los paseos, gorros y bufandas coquetas en las chicas eternas, nervios, prisa, ansiedad, atasco, capitalismo inundado y las fuerzas meteóricas de la Naturaleza santa haciendo la libertad absoluta de lo que le viene en gana. Inteligencias superiores.
Guantes y abrigos, negocio, y saca empolillados desde el fondo de los armarios aquellos abrigos sin fecha de caducidad cuya estética siempre fue la de tapar y calentar. Sin concesiones a la frivolidad de este consumismo. La boina, la gorra de lana o lo que haga falta. El chubasquero. La realidad aprieta y tiene otro color. Aquellos tiempos de antes en donde el tiempo era severo, resignado, y hasta plena y mudamente franquista y de rigor. Blanco y negro. Gris.
Nieve. Nieve hasta en la playa de La Malvarrosa o las calas de Denia, estampas de chicas en topless que siempre abren los telediarios dictando amor en un pacto turístico-informativo y amable con olor a typical sun. La naranja, la paella, el sol, y el turismo sorprendido creciente en los hoteles.
Días y más días de Enero con poca luz. Frío de cojones sin necesidad de una pizca de viento. Todo inestable. Porque el dios Eolo no quiere hacerse a un lado y tira palmeras, árboles de todo tipo, y banderas estandartes de cotidianeidad. Nunca sabremos a plena certeza qué demonios es eso de la gota fría. La gota gorda que rebasa paciencias verborréicas.
Tormentas en el corazón del turismo y del invierno. Quejas. Tormentas como de verano pero sin pizca de simpatía. Truenos puñeteros que son lo que colma el vaso del ambiente desfavorecedor. El petardazo del rayo y la ráfaga de luz acaban con la sonrisa y la serenidad hasta de los falleros que están más que acostumbrados a los avatares del ruído y del estrépito. ¿Qué diablos pasa ahora ahí arriba en las nubes?, ¿hay orgía de diablos enardecidos reivindicando abruptamente la calamidad humana?
El capitalismo del bienestar para cuatro, siempre es rechazado y sorprende. Cientos de personas andan atrapadas en las carreteras de nieve a lo bestia porque la vida es coche, y quien no tiene coche no es nadie. Y además los hombres y los bellezones del apartado televisivo del tiempo y su previsión se suelen equivocar a toda hora. Menos ahora.
Cambio climático, en donde los buenos son los malos. La Tierra se parte en los Polos de hielo recalentando por un espejismo de desierto moral. Como se calienta, aquí se hiela todo. Y el hombre es una anécdota en medio de la realidad; una hormiga egoísta vulnerable y con cara de triste y de agraviado que chirría la lágrima de cocodrilo del hipócrita que se carga el equilibrio del hábitat.
¡Que no nos corten la luz, granujas! La luz nos lleva al conocimiento de la supervivencia y de sus claves. Que tengan piedad con las endebles criaturas atrapadas en Lesbos, o con los mendigos de mi esquina en la barriada, y que les traigan un café caliente y un lar para lamentarse bajo un decente techo social.
La verdad de los dioses del temporal extraña en el Mediterráneo. El malísimo tiempo nos quita la vanidad, nos democratiza más y nos pone en el sitio que es. Los paraguas pierden sentido porque no son tan consistentes como siempre sospechamos, admiramos a los esquimales, a los indígenas de la Tierra del Fuego, y a los esforzados anónimos de la sal y de las palas que se enfangan hasta la extenuación fracasando sobre la gran y bellísima cagada blanca. Letal y hasta preocupantemente histórica y hermosa. Inolvidable.
Gusta la nieve en mi Valencia porque nunca hay, y para verla hay que irse al interior. Y de repente viene breve y hasta intensamente a nuestras manos, admiramos entre fotos la cosa blanca y fría, y esperamos como fieles obedientes y resignados a que vuelva de una puta vez el tiempo de aquí. El tiempo ese de sequía donde nunca llueve y en donde cada vez hay más turistas y bares de juerga.
- ¡EL BAR ANIMADO ANUAL! -

lunes, 16 de enero de 2017

- GABRIEL RUFIÁN -










Joven, sin pelos en la lengua, estrella de entre los odios, parlamentario, de izquierdas, republicano y catalán. Catalán independentista. No se siente de España.
Gabriel Rufián es calmo, y tiene fuego mediático en sus declaraciones convencidas. Dice lo que siente, es listo, inteligente, y apasionado y tranquilo a un tiempo. Un gran fichaje de Esquerra Republicana de Catalunya, un líder mucho más actual que el clásico Joan Tardà, y es el foco de todas las imprecaciones de los partidarios del anticatalanismo y del indivisibilismo de la unidad de la Patria España.
A Rufián no le gusta cómo está el país. Está decepcionado con el Partido Socialista que facilitó el actual Gobierno, y tiene bien claro que Rajoy y el PP son lo peor que le puede pasar a la gente que menos recursos atesora.
Rufián es extremadamente mediático y una metralleta de enemistades. Nació en la Investidura de Rajoy cuando dijo con audacia algo que hasta parte de los mismos socialistas estaban pensando. Les dijo si no les daba vergüenza lo que habían hecho, y si podrían dormir esa noche al haber decepcionado a toda la izquierda real.
Rufián, catalán, apuesta por la independencia de Cataluña. Va por ahí. En esa línea hacia el referéndum aclarador y democrático que también defiende la corriente Podemos. Pero lo que más destaca en Rufián es que es un delantero de área, de esos que meten y fallan los goles, y que a la vez tiene muchos reflejos cuando se topa con el ejército de la prensa.
Dribla, no elude, expone, sigue perseverante, se hace de respetar, y cuando le acorralan a empujones es capaz de sonreír. Saca su audacia de niño bonachón, y con un registro de fajador logra contener a quienes le demandan y acusan.
Escurridizo y valiente, cara de niño, casi suicida en tiempos de postureos y miedos, nadie podrá decirle a Rufián que se esconde y que es un cobarde.
El catalán Rufián se muestra irreconciliable con esa España que le dice que haga el favor de no moverse y que no diga esas cosas que dice, y que no se vaya de ahí, y que se calle, y que fuere merecedor de todos los insultos más furibundos y pasionales.
Hay algo extraño en el odio españolista a Gabriel Rufián. Porque ahora la España de 2017 odia mucho más. Odia a todo lo que se mueve porque el temor supera a la reflexión.
Rufián es la consecuencia de esas malas políticas del Partido Popular de esa contumacia y empecinamiento frente al fenómeno histórico de otras nacionalidades y regiones.
El pensamiento único ha radicalizado la zona geoestratégica y política, tirando por los aires y haciendo trizas las diplomacias comunes y los equilibrios suficientes y básicos para que España contenga con simpatía básica a la mayoría necesaria de sus habitantes. España no ha respetado a Cataluña, y ahora va de victimista, de agresiva y de intolerante ante hipotéticos fenómenos separatistas. Hay una potente distancia que solo las urnas y el referéndum puede acortar y clarificar.
Es necesaria una pedagogía nueva acerca de la necesidad mutua entre los diferentes pueblos que están dentro de la Nación. Es necesaria la generosidad y la abolición de cualquier tipo represivo. No son horas de judicializar o de moralizar a las personas de un lado o del otro. Sino el momento de ponerse en el lugar del otro. El futuro será el que los ciudadanos quieran. Y nunca el sentimiento tendrá necesariamente que ver con la lex. Rufián recoge y emerge desde ese sentimiento de rechazo. Es un síntoma.
-MODIFICABLE-

sábado, 14 de enero de 2017

- DEPORTES: MARCELO, MADURA. -



Marcelo Vieira da Silva, "Marcelo", vive seguramente su mejor momento deportivo en el Real Madrid. Parece confiado y tranquilo, y aquellas dudas que pudieron surgir a su llegada al acorazado blanco parece que quedaron en vanos recelos. Era suplente de menores, discontinuo, acelerado y hasta llorón. Ahora, ha crecido ya mucho.
En esa banda izquierda de Gordillo, Camacho, o su predecesor Roberto Carlos, Marcelo no puede negar igualmente que nació en Brazil. Es ganador, toca muy elegantemente el balón, y dispone de un bagaje técnico importante, imaginación, rapidez y gran disparo. El catón de un futbolista canarinho.
Europa y un grande, son siempre escollos para un deportista foráneo que llega aquí  y siempre exigido por urgencias y ansiedades de éxitos inmediatos e inaplazables. La pausa solo es un recurso literario, y la estética una mota de nada si no se ganan y bien ganados los partidos.
Marcelo ya es personalidad en el Real Madrid. Carismático. No renuncia nunca a su look estrafalario y pocas veces aceptará la corbata o el frac, y esa imagen que proyecta con sus ojos saltones y sus gestos expresivos, y un pelo afro, rasta o heterodoxo, no pueden darle la idea elegante que se presume en esa catedral alta que es el Real.
Marcelo necesita hacer de las suyas y vivir los partidos con pasión e intensidad. Si las cosas no le van bien, entonces se descentra y puede perder los papeles. Pero con el tiempo ha ganado el tesoro de la regularidad y de la consistencia.
Marcelo no renuncia a su sangre y a su emotividad, debe divertirse, su fútbol ha de tener magia y malabar, ha de hacer mucho más que meramente defender o taponar extremos, lo asume, y se lanza al ataque de modo valiente y abierto. Y entonces Marcelo brilla y hasta asombra.
Le falta algo para convencer. Pero si está como ahora en plenitud y madurez, entonces se puede reconocer al excelente futbolista que es y de qué escuela ha de venir.
Brazil. Hay que ganar, y atacar, y afanarse en el jogo bonito, y al estar en este Continente nuestro ha de saber sufrir. Y Marcelo va comprendiendo finalmente nuestra cultura futbolera y aterriza brillantemente en un club icono, emblema e internacional. El Real es como la selección de Brazil en objetivos aunque en estilos diferentes.
Marcelo es potente atleta, listo, audaz, duro, límite a veces, pero también extremadamente veloz y peculiar. Aporta muchísimo y la banda es suya. Es a menor escala el Alves diestro del Real, y su mejor personalidad es su fútbol entusiasta y victorioso. Salta bien, sabe cruzarse, elabora con rapidez sin dejar la paciencia, ya sabe asegurar mucho los pases, y su madurez le lleva a posicionarse mejor en el campo y a no fallar estrepitosamente los pases arriesgados. Está mucho más convencido de sus posibilidades que cuando llegó a este club caldera. Parece que la flor de lotto de Zidane ayuda con magia certera a que reposen los sabores y los vinos.
Marcelo es alegre, y le gusta destacar, y salir en los vídeos y twits, y no dejar a nadie indiferente, y se nota que viene de la necesidad, y aporta tatoo de modernidad y aroma carioca de showman a raudales.
Marcelo, se divierte. Lo necesita. Como llevar el pelo que lleva y salirse de ciertas normas de la tradición madridista. Pero ahora se lo puede permitir mucho más porque su fútbol es creíble y eficaz. Está ganando títulos y credibilidades. Crece como pelotero. Ya sabe jugar al equilibrio entre las dos escuelas futbolísticas mundiales y principales. Está siendo además de artista, un profesional de los pies a la cabeza. Y ello le ayuda a que sus detractores guarden mudez, y hace que sus admiradores se feliciten  al estar de nuevo y en arte admirando a un fenomenal futbolista.
-LLEVA ESCUELA-

martes, 10 de enero de 2017

- "GERMANI". -



Alto, fuerte, en la marginalidad, moreno, teatrero italiano, comediante, seductor, eficazmente gestual, superviviente nato, simpático, abierto, natural, listo, aparentemente indiferente, desengañado y más que abordable.
De Urbino, cerca de Florencia, cuarentañero, y apartado de los suyos y de casi todo por razones que no parecen saberse, agria actitud consigo mismo, duerme de sigilo consentido en uno de los bajos comerciales abandonados a la especulación, ayuda a almacenar productos de un bar próximo, y sobre todo, "Germani", como concede llamarse, se dedica a la chatarra, a remozar máquinas viejas y desechadas, y seguramente a no pensar demasiado si es que esto le es posible.
No es que yo le caiga bien a "Germani". No. Lo que sucede es que somos vecinos y el italo larguirucho de buenas espaldas no quiere ninguna tensión. Se lleva bien con todo el mundo porque lo que desea es sobrevivir. Su objetivo.
Pero, naturalmente, "Germani" quizás no sepa que huye de sí mismo. Y su discurso es lógico y variado. Habla más que decentemente el castellano, y desde ahí lanza su magia y su estrategia. Es sagaz, suele estar muy bien informado, no traga con las verdades oficiales, no cree en un Sistema que le olvida, y es discursivo y potente su oratoria cuya finalidad es que le cojas simpatía, aburrirte con su verborrea de sabihondo a la fuerza, y que te vayas de ahí y le dejes hacer.
"Germani", ha creado un personaje. Quien es, y quien parece. Su misterio personal, y su actividad cotidiana basada en la laboriosidad de labores menores y al margen de lo constituído. Tiene una risa familiar y acogedora, miente de modo astuto, te intenta hacer creer que los burros pueden volar y a tu favor, te entretiene, no puede negar que es de cerca de Florencia, y cuando le ves en acción y en simpatía puedes imaginar a comprender cómo Marco Polo hizo ruta comercial entre lejanas gheisas o temibles mandarines.
Sí. Alto y desgarbado. Casi como un base un tanto tosco del palacanestro. Pero con su pelo rizado y su físico bello y descuidado, podría seducir señoras a poco que se lo propusiera.
Tengo dos claves acerca de "Germani". Dos claves de pura hipótesis. Una de ellas tiene que ver con su reacción cuando le hablo acerca del atractivo y de la belleza de las mujeres. Y a pesar de que no parece homo, "Germani" se pone escéptico y distraído, no agradece la sugerencia, no avanza acerca de su opinión sobre estos temas de relax y atracción, confiesa que naturalmente que tiene no novia sino amigas, y en cuanto te das cuenta ya te ha llevado con su labia efectiva al precio del latón o a la diferencia de los metales en el valor de mercado. De su mercado menor.
Pero lo más riguroso,aparte de la laboriosidad de "Germani", es su silencio bien llevado y su repliegue hacia sí mismo. No solo es que se ponga a fumarse porros únicamente sentado en una silla recurrente y excesivamente pequeña para su constitución física, sino que necesita entrar en su catatonia y hasta perplejidad de sí mismo.
Le ves desde la calle de espaldas, y parece que esté orando. No es así porque es ateo, y solo podría parecer meditativo o reflexivo. "Germani" entra en su silencio tranquilo y apartado, y goza desconectando sin que apenas nadie se percate del hecho.
El italo necesita pasar mucho tiempo inmóvil, casi en un yoga heterodoxo, y es como si esa paz y calor que nota le dieran fuerzas para seguir subsistiendo. Y así cierra la persiana del bajo comercial abandonado, y se va, y vuelve, e iza nuevamente la persiana metálica, y va y viene, y hace itinerancia casi de personalidad sobre una barriada que necesita futuro y renovación. Yo, a veces, me pregunto si tuvo novia en Urbino y si no ha podido superarlo.
-VAYA USTED A SABERLO-

martes, 3 de enero de 2017

- EHLA -



Nunca mirará hacia atrás Ehla. No tiene ya sentido. Hace treinta años que le pasó lo inesperado. Se quedó de repente sin marido y sin ganas de nada. Y metida en el tsunami inesperado y letal, lloró todo lo que nunca puede mensurarse. Su familia le tiró una mano, y pudo sacar adelante a sus entonces niñitos.
Treinta años después, Ehla ya hace mucho tiempo y mucha vida que vive, que disfruta y que experiencia. Ya pasó todo. Sus niños, la parejita, ya vuelan solos y están casados. Y la familia ha compensado y ha crecido. Ehla ha vuelto a ser madre recientemente, porque ser abuela no deja de ser otra maternidad, y esta vez sin sobresaltos ni pesadumbres. Ahora fue felicidad.
Ehla ya no cumple sesenta años pero está guapa y se siente bien guapa y actual. Se lo dicen muchas personas porque es cierto. En cuanto el calor llega, abandona la Meseta y se va a la costa mediterránea. Allí está su lugar apacible y de sol, su vacación holgada porque se lo puede permitir y porque tiene todo el derecho.
¿El amor? Eso pertenece al pasado que se truncó. A la desgracia antaña de su viudez. Luego, ya no piensa en nada que no sea en amistad. Porque Ehla tiene muchas amigas, muchos amigos, y mucho entusiasmo, y mucha energía, y muchas ganas de revanchear a su tiempo perdido. El amor murió con su marido para no volver, pero eso no significa el retorno del llanto o de la ansiedad, sino sencillamente un nuevo tiempo de su vida.
Sabedora de su encanto, Ehla es cautelosa y precavida. Pero nunca rehúye los envites ni tolerará que la llamen cobardica. Es sencilla, auténtica, clara, nuevamente libre, señora, ilusionada, social, decidida, y hasta puede parecer sorprendente.
Y aunque raramente concede su teléfono personal a sus insistentes pretendientes,a veces, muy pocas veces, experiencia esta excepción. Es como si jugara de nuevo al placer de la ingenuidad.
Ehla juega con el ordenador, y el otro día un insistente le plantó el teléfono en su chat privado, seduciéndola con la idea de que no tendría bemoles de llamarle.
Pero, Ehla, se atrevió y marcó los números. Lo hizo. Lo hizo porque se siente tan segura que sabe que ya poco hay que temer. No tiene ni puñetera idea de la imagen física de su nuevo amigo, ni su mail por ahora, no sabe qué es exactamente lo que desea, se siente halagada cuando el desconocido la llama audazmente lindezas como bombón y cosas así, y sabe que la otra voz que tiene al lado de su teléfono es varonil y educada.
Ehla se vuelve audaz y atrevida con los años. Vive a gustar y ser gustada, siente curiosidad de conocer mucho más de su desconocido, y está cual reina halagada al ver que todavía con más de sesenta años se pueden levantar suspiros de expectación en otras personas.
Pero Ehla es vida. Mucha vida. Nunca pasa ahora nada excesivo o impensado en dicha propia vida. También tiene unas amigas y unos amigos más, poseedores de sus señas, físico, forma de ser y teléfono. Y de vez en cuando quedan y se ven por Alicante, por el Cantábrico, por la capital, o por donde se tercie o se quede.
Ehla tiene una ilusión merecida y unos nietos que adora y que son con sus hijos la prioridad. Ha sabido ser suficientemente egosísta consigo misma, y hacer de su tiempo libre un vademecum de pasatiempos y bienestares.
Pero si ha de ponerse ropa sugestiva, no habrá ningún gurú moralista que pueda ponerla tabúes o monsergas. Y si ha de ser melosa, será un caramelo de chocolate y fresa. Y si ha de amar fugaz y sin ataduras,será siempre una amante inolvidable y ellos tendrán toda la suerte de abrazar su piel.
-LA VIDA ES EHLA-